La educación en México y en muchas partes del mundo, esta siendo una observadora de su propio estancamiento, cada vez, es más común encontrarnos anécdotas con chicos y chicas de todas las edades y estratos sociales, quienes carecen de un interés genuino en su propio desarrollo, con pocos sueños y decepcionados de la vida, los factores pueden ser incontables pero sus efectos cada vez son más evidentes.
Las aulas de clase, en el sector público y privado son cada vez un reto mayúsculo y los docentes están estresados y confundidos ante su consternación de no saber cómo hacer frente, ante necesidades tan diferentes a las que apenas hace 30 años atrás se educaba.
A este trinomio, el único que falta son los agotados padres y madres de familia que deben llevar las riendas de las familias en sus diferentes presentaciones, ellas y ellos son quienes recibirán la descarga en el mediano y largo plazo de una educación carente de habilidades para la vida en sus hijas e hijos.
Al callejón sin salida que he planteado, hay mas de una forma para derribar ese muro de piedra, esta se llama “Escuela para Padres y Madres”, esta práctica que se ha dado desde muchos años atrás, que las escuelas se empeñaron en ofrecer y a la cual los responsables de las familias, llegan a cuenta gotas.
La escuela para padres y madres, es una herramienta muy poderosa y tristemente minimizada, ya que se considera una “perdida de tiempo”, esta será la solución a un círculo vicioso en medida de que se profesionalice y mejore sustancialmente los siguientes puntos.
- La obligatoriedad en su participación, siendo tan importantes como las matemáticas y las ciencias.
- La revisión de la adecuada planeación y evaluación del monitoreo del aprendizaje, para evitar la improvisación que tanto ha ahuyentado a los interesados.
- Reconocimiento del valor educativo y momentos de práctica específica en los ciclos escolares.
Es imposible educar a todos por igual y se debe de respetar la personalización del aprendizaje, algo por lo que se ha peleado durante años, pero tener algunas líneas o guías para saber cómo hablar de la sexualidad, aprender a indagar, desarrollar habilidades de comunicación y de conversación, saber estimular un plan de vida en las hijas e hijos, comprender cómo sanar procesos de ruptura y reconexión familiar pueden ayudar a atender las necesidades reales que tanto demeritan el desempeño académico de los estudiantes al interior del aula.
La profesionalización de la labor de educar en el hogar y la posibilidad de devolver a los padres de familia su capacidad formativa, debe ser un trabajo urgente para todos los sectores educativos.
El proceso será tan largo, como en los casos cuando las y los niños han sido privados de la estimulación temprana, pero eso no debe de evitar nuestra objetividad para poner el dedo en el renglón y comenzar a guiar a los líderes de millones de hogares en el país y del mundo.
El agregar en las agendas de la política pública educativa es totalmente importante para asegurar un cambio importante a largo plazo.
Un sueño que requiere miles de manos coordinadas para hacerse realidad.